Con los entidades bancarias sin dar préstamos y, en el caso de concederlos, a un tipo de interés cercano al infinito, son pocas las alternativas que nos quedan para conseguir dinero.
La opción de recurrir a un familiar o a un amigo para que te preste un dinero se presenta como la opción más factible y en donde ambas partes pueden salir ganando: El que presta, porque puede recibir un tipo de interés más alto que el que cualquier banco ofrece por un depósito o plazo fijo (ojo porque también se puede especificar que el que prestatario no pague interés alguno) y, el que recibe el dinero, porque consigue dinero de forma rápida y en caso de que tenga que pagar algún interés al prestamista, estará muy lejos del 8-10% TAE que exigen en los bancos por los préstamos personales.
Además, y por si aún quedasen dudas de las ventajas de estos préstamos entre particulares, otro dato más: Se evita tributar por el Impuesto sobre Sucesiones y Donaciones por este flujo de dinero (siempre y cuando en el contrato se detallen cláusulas coherentes y lógicas a los ojos de Hacienda, como por ejemplo no poner que el que presta tiene 80 años y se lo vamos a devolver en 40 años…) y, además, presentando el modelo 600 en Hacienda, indicaremos que estará sujeto PERO EXENTO al Impuesto sobre Transmisiones Patrimoniales, según lo establecido en el artículo 45.1.B. 15 del RDL 1/93.
Y todo dentro de la legalidad y sin miedo alguno a futuras inspecciones ni a recibir cartas negras de Hacienda.